El 2019 en Venezuela inició con acciones enfocadas en un cambio político por parte de la oposición, pero ahora que se está a mitad de año el escenario imita el tablero de un juego trancado. No se ha concretado el cese de la usurpación, ni el gobierno de transición ni las elecciones libres, ruta trazada por Juan Guaidó desde que asumió la presidencia interina de Venezuela el 23 de enero de este año. Nicolás Maduro sigue en Miraflores.
Al ritmo que lleva el cambio en Venezuela, el resto del año será hostil, afirma el politólogo Piero Trepiccione. Los venezolanos están, en estos momentos, en un ambiente de desesperanza, de desesperación y de dificultades. Y ante esto aspiran a que el cambio político se produzca a la brevedad posible, añade.
Dice que el problema ocurre porque el tiempo social y el político no van de la mano; el social en Venezuela va a 300km/h, mientras que el político a 80km/h. Explica que el primero se refiere al esperado por la mayoría que quiere un cambio en la realidad del país, y el segundo, al de los líderes de la oposición. Añade que en 2015 ambos tiempos se alinearon y se logró ganar las elecciones parlamentarias.
La oposición venezolana posee apoyo internacional y son múltiples las instancias que buscan una solución, aporte o negociación, entre ellas: el Grupo de Lima, el Grupo de Contacto y las reuniones en Noruega.
El también Coordinador del Centro Gumilla en Lara considera necesario acelerar un mega acuerdo que facilite la transición política. Los políticos tienen que comprender la manera en que avanza el tiempo social y actuar porque si se deja correr el tiempo se podría tener consecuencias dramáticas como una mega explosión social, señala.
Con respecto a Nicolás Maduro, el analista político acota que él mismo sabe que su posición es débil, y enfatiza que una de las mayores presiones que tiene es la migratoria porque ataca no solo a los países vecinos sino a todo el continente y podría agudizarse en los próximos meses.
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